El origen de las plantas se remonta a millones de años atrás, en un tiempo donde la vida en la Tierra aún se encontraba en sus primeras etapas de desarrollo. Las plantas son organismos multicelulares que evolucionaron a partir de ancestros unicelulares acuáticos, como las algas verdes, que se adaptaron para sobrevivir y prosperar en distintos entornos, primero en el agua y, posteriormente, en la tierra firme.

Los primeros fósiles de plantas datan de hace aproximadamente 470 millones de años, durante el período Ordovícico. En esa época, las condiciones ambientales comenzaron a cambiar, y algunas especies de algas lograron adaptarse para vivir en la superficie terrestre, donde la luz solar y el dióxido de carbono eran más accesibles. Este cambio representó un gran avance evolutivo que impulsó la aparición de las primeras plantas terrestres.

La evolución de las plantas en la Tierra implicó adaptaciones significativas, como el desarrollo de estructuras especializadas para la absorción de nutrientes y agua, y mecanismos para evitar la deshidratación. Además, surgieron raíces, tallos y hojas, que permitieron una mayor capacidad de supervivencia en distintos hábitats. Con el tiempo, esta diversidad de adaptaciones dio lugar a la variedad de especies que conocemos hoy, desde las simples hepáticas y musgos hasta las complejas plantas con flores y árboles gigantes. Las plantas no solo revolucionaron los ecosistemas terrestres, sino que también han sido fundamentales para la vida en el planeta, al proporcionar oxígeno, alimento y hábitat para innumerables especies.